Siempre que uno se hace con algo a lo que le tiene tantas ganas y lleva tanto tiempo esperando, contagia esa alegría interna a todos los de su alrededor. Y así sucedió con mi amigo Carlos y su recién adquirida Yamaha YBR.
No pude menos que llevarle a un aparcamiento cercano y hacerle una serie para que la pudiera presentar socialmente.
Espero que os guste, y a ti, Carlos, gracias por la paciencia.